Fotos: Picapino |
Pues eso, que dejamos el sábado a nuestro esclavo, que se parece muchísimo a Javi, comparte su ADN, habla como él y piensa como él, encolando la mesa y la bancada mientras nosotros viajábamos de Valencia hasta Mallorca (¿podría cambiar la versión original por Menorca, que me va más? y será maravilloso, sin necesidad de tomar el barco o el avión, chimpún. Que siempre hay que tener cuidado de que en el yate de Valentino, debido a la ceguera ocasional fruto de tanto estampado y tanto fluor, no se te enganche el anillo con piedrolo precioso entre los barrotes de la suite, ¿verdad querida Barbarella?
Y ahora mi doble deja de decir tonterías y se baja a la piscina vallecana con toda la urba cogiendo vez para bañarse por turnos mientras yo misma me voy en jet privado a las Maldivas con Javi y Manuela, los reales, a tumbarnos en la playa, reirnos con los peces coralinos y a leer a la sombra a Alessandro Baricco una vez más, empezando por Océano mar, pasando por Tierras de cristal y dejándome la apoteosis de City para el final. Que si no te los has leído nunca me gustaría ser tú. ¡Y también releer Como una novela, de Pennac! Y muchas otras.
¿Y era yo la que decía que iba a dejar de decir tonterías? Anda, escribidme algo que nos anime a todos que estoy pallá con todo lo de pacá.
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